Imagen: Los investigadores han desarrollado un nuevo instrumento para la medicina de precisión en la enfermedad cardiovascular (Fotografía cortesía de la Universidad de Uppsala)
Las enfermedades cardiovasculares, que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, siguen siendo la principal causa de muerte a nivel mundial. El tratamiento médico de estas enfermedades suele implicar costes importantes y riesgos de efectos secundarios. En consecuencia, existe una necesidad creciente de herramientas innovadoras que puedan mejorar la evaluación de riesgos, adaptar el tratamiento con mayor precisión a las necesidades individuales y monitorear la efectividad de las terapias. Los investigadores han creado ahora una nueva herramienta capaz de medir simultáneamente 21 biomarcadores relacionados con las enfermedades cardiovasculares mediante un simple análisis de sangre. Este avance tiene como objetivo refinar la predicción de complicaciones cardiovasculares y ayudar en la personalización del tratamiento del paciente, al mismo tiempo que simplifica el proceso de seguimiento de los resultados del tratamiento.
Desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Uppsala (Uppsala, Suecia), este nuevo instrumento se basa en análisis de 368 proteínas en muestras de sangre de más de 10.000 pacientes involucrados en estudios internacionales de tratamiento de enfermedades cardiovasculares y fibrilación auricular. Los investigadores han identificado 21 proteínas circulantes, que forman el panel CVD-21, que sirven como biomarcadores. Estos biomarcadores son indicativos de diversas alteraciones funcionales que afectan la progresión de la enfermedad cardiovascular y la eficacia o los riesgos asociados a los diferentes tratamientos. La herramienta CVD-21 emplea el ensayo de extensión de proximidad (PEA, por sus siglas en inglés), una tecnología de biología molecular perfeccionada en Uppsala, que permite medir niveles de proteínas hasta concentraciones muy bajas y que requiere sólo volúmenes mínimos de plasma sanguíneo.
La utilidad del instrumento CVD-21 se evaluó utilizando muestras de sangre y datos clínicos de 4.224 pacientes con enfermedad coronaria crónica. En términos de precisión de la evaluación del riesgo de diversas complicaciones cardiovasculares, se descubrió que la combinación de CVD-21 y la proteína troponina T era tan efectiva como un modelo basado en algunos marcadores de riesgo tradicionales de enfermedad cardiovascular. Además, el instrumento ayudó a identificar nueve nuevos biomarcadores con valor predictivo para diferentes eventos cardiovasculares, como infarto de miocardio, muerte cardiovascular y hospitalización por insuficiencia cardíaca. Estos nuevos biomarcadores ofrecen información sobre diversos procesos patológicos y contribuyen a una comprensión más profunda de las causas fundamentales de las enfermedades cardiovasculares. La evaluación de riesgos basada en estos biomarcadores también fue más precisa que las evaluaciones basadas únicamente en variables clínicas, que actualmente son el estándar en la práctica clínica de rutina.
De cara al futuro, instrumentos como el CVD-21 podrían ayudar significativamente a tomar decisiones informadas sobre enfermedades cardiovasculares y otras afecciones médicas. Podrían permitir la categorización de pacientes con enfermedades cardiovasculares en subgrupos más precisos de lo que es posible actualmente, lo que conduciría a estrategias de tratamiento más individualizadas y efectivas.
“Nuestro instrumento basado en biomarcadores proporciona información sobre muchas proteínas con funciones conocidas o desconocidas al mismo tiempo y ha sido desarrollado para investigación y aplicación futura en el cuidado de enfermedades cardiovasculares”, dijo Agneta Siegbahn, profesora de Ciencias de la Coagulación Clínica en la Universidad de Uppsala. “Nuestro estudio muestra que las concentraciones de biomarcadores pueden revelar diversas firmas asociadas con complicaciones cardíacas. El desarrollo de CVD-21 es un primer paso que implica cuantificar simultáneamente muchos procesos cardiovasculares en una sola gota de sangre”.
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Universidad de Uppsala